Todos los que estamos conectados de alguna manera con el mundo del arte sabemos que en un principio es difícil mantener una carrera creativa como actividad principal. Salvo afortunadas excepciones, se comienza trabajando por un salario y con el tiempo uno logra crecer para enfocarse más en la creación artística. Por eso, suele suceder que el día se vuelve corto y falta el tiempo para balancear entre los proyectos propios y ajenos.

Si a esta situación se le agrega una creatividad antojadiza que aparece sin avisar y se va sin despedirse, la frustración comienza a ganar un peso significativo en la vida. Al final, una termina desvelándose porque la inspiración no vino a horas más tempranas.

Y creo que este problema no solo les ocurre a las personas búho, sino también a la alondras con agenda sobrecargada, y al todos los grupos intermedios, que por lo general rebotamos entre los hábitos de búhos y alondras según la circunstancia.

Pero en algún momento tenemos que ponerle un freno a nuestras musas, porque si no se hacen las caprichosas y manejas nuestros delicados horarios de sueño según sus gustos. Y para eso conviene tener ciertos hábitos y herramientas disponibles.

3 prompts y 4 ejercicios creativos para escribir antes de medianoche
Mientras más temprano, mejor.

Con respecto a este punto, para mí crear de noche también implica cierto grado de disciplina, no solo para mantener una rutina de escritura, sino para llevar un control de mi tiempo de sueño. Porque puedo terminar intercalando días en los que duermo un par de horas y con otros en los que me rindo antes de las once de la noche.

Además de que resulta perjudicial para la salud, esta clase de hábitos (o la ausencia de ellos) es completamente incompatible con mi vida laboral. Por eso, tengo que ponerle reglas a la creatividad, para que no acabe destruyéndome la máquina.

¿Es posible eso? Pues al principio cuesta, pero con un poco (¡!) de esfuerzo se puede lograr. En especial si lo agarro como una especie de entrenamiento. Para estos casos siempre es útil tener a mano algunos refuerzos.

La protagonista tiene insomnio porque cada noche viene un hada madrina a hacerle consultas sobre su propia vida sentimental.
Siempre tiene que resolver los problemas de los demás. ¿Y quién resuelve los suyos?

Como ven, periódicamente voy presentando algunas ideas disparadoras o prompts de escritura. Son frases, situaciones, características de personajes que pueden dar inicio a una pequeña o gran historia. Mientras que los ejercicios creativos implican acciones para generar ideas que luego se desarrollarán también en historias.

Yo baso más mi experiencia creativa en la narrativa, que es mi material de trabajo, pero supongo que habrá procesos semejantes en otras formas de arte y en algunos casos serán incluso idénticos.

Empecemos por las ideas disparadoras, los materiales que más tengo a mano. Muchas veces surgen tantas a la vez, como una cadena, que apenas me alcanza la noche para desarrollar medio relato a partir de una.

Entonces siempre me es útil tener como un baúl o depósito en el que guardar todos esos divagues imprecisos e incoherentes de los cuales podré sacar, quizá en un futuro muy remoto, la novela del siglo XXI (risas grabadas de sitcom).

De manera a tenerlas siempre disponibles y ordenadas, yo manejo dos métodos: anotaciones físicas y digitales. Nada extraordinario.

A veces a la musa se le antoja llegar a las tres de la madrugada. Y no me quiero arriesgar a un deslumbramiento con la pantalla del celular, ni mucho menos a engancharme con el último video acerca de las ceremonias matrimoniales de la Edad de Bronce en Youtube. Entonces, me conviene tener cerca de la cabecera una pequeña libreta de anotación.

Al faraón se le profetiza que el primer regalo de bodas que reciba será su perdición. Ese regalo es una vasija en donde puede ver el futuro.
Ver documentales raros siempre sirve como inspiración, pero hay que comenzar temprano.

Las libretas de papel no solo son útiles cuando alguien quiere evitar, por cualquier motivo, el contacto con la tecnología. También ayuda a descargar la tensión y la energía, lo que ayudará a volver a dormir.

Claro, a diferencia del celular, que ya tiene luz propia, la página no se iluminará automáticamente, por lo que su principal desventaja radica en que es obligatorio tener cerca un velador o lámpara en la mesita de noche o en la cabecera. Aunque seguro que esto no es demasiada molestia.

Para algunos, sí sería molesto tener las ideas inspiradoras repartidas por ahí en diferentes medios: un par en esta libreta de la cartera, otras tres en el cuaderno junto a la cama, otro más por allá… Pero creo que esto también se puede utilizar para provecho.

Yo suelo transcribirlas en mi base de datos central, que está en mi computadora. Normalmente no escribo los cuentos ni las novelas (¡menos!) a mano, por lo que necesito todos mis disparadores en un solo lugar. Entonces me tomo unos minutitos para hacer la transcripción y así también tengo oportunidad de revisar y clasificar las ideas, de pulirlas o indagar acerca de ellas.

Así pues, una acción que parece simple pérdida de tiempo se convierte en un ejercicio de escritura. Hablando de eso…

Un viajero encuentra un mapa con el que se puede modificar el paisaje si se escribe o se dibuja en él.
Porque graficar es una de las primeras formas de crear.

A veces no me pasa que no tenga ideas para escribir. Es algo peor, no tengo ganas. Solo es una de las muchas formas del tan mencionado bloqueo de escritor, que para mí es tener una idea clara, pero no saber cómo desarrollarla (quizá hable de eso otro día, pero creo que ya se ha dicho mucho sobre eso). No tener ganas de escribir es lo peor, porque el solo hecho de sentarme frente a la computadora y pensar que tengo que forzar a mi cerebro a que le transmita palabras para teclear a mis manos me causa la misma ansiedad que estar ante un examen de estadística.

Entonces, ahí vienen los cuadernos y las libretas de nuevo al rescate. En mi experiencia es sumamente enriquecedor hacer esquemas y mapas conceptuales a mano. Debido a mi labor como docente, ya he probado una gran cantidad de aplicaciones para hacer mapas mentales y ninguna se compara con «el clásico»: papel y lápiz (si uno tiene marcadores o bolígrafos de colores es un plus).

Podemos estimular el cerebro trazando figuras, añadiéndoles color, haciendo anotaciones. Muchas veces me ha pasado que, haciendo esquemas, comienzan fluir las palabras. Entonces me doy cuenta de que mi mente ya avanza más rápido que mi mano, por ende, necesito el teclado de nuevo. Ahí ya tengo las neuronas desbloqueadas otra vez.

Y no solo podemos hacer gráficos o mapas mentales. A veces basta con escribir frases sueltas a mano, jugar un poco con la caligrafía. Hay varios estudios que muestran cómo la escritura a mano es mucho más estimulante para el cerebro que la que aplicamos al golpear las teclas de la computadora. El movimiento es más complejo, las asociaciones motrices son más directas: escribir a mano es la base del desarrollo básico de la escritura en sí. Y lo puedo decir descaradamente con mi horrible caligrafía.

Otro ejercicio creativo que a mí me parece muy útil es dibujar. No soy muy buena en ese aspecto, pero eso no me quita las ganas. Por lo general, solo hago garabatos y formas abstractas. También suelo buscar videos para tratar de mejorar (una también quiere aprender algo nuevo), en especial para hacer mapas, planos de ciudades, ya saben, cosas que serían útiles para crear un mundo de fantasía o ciencia ficción.

Ejercicios creativos
Volver a lo básico y empezar desde ahí.

En fin, apenas vimos la punta del iceberg. Hay muchísimas actividades que se pueden hacer para despertar la creatividad. Estaré compartiendo algunas de las que practico yo misma, o con mis estudiantes, o cualquier cosa que vaya encontrando por ahí. También estaré revisando cualquier sugerencia que me envíen. Mientras tanto, aprovechen las horas nocturnas, sin robarle mucho tiempo al sueño, para desarrollar sus ideas y proyectos. Hasta pronto y buenas noches.

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